«Las ideas son la moneda de la nueva economía».
Esa cita provino de Richard Florida, un economista y científico social que fue autor de «The Rise of the Creative Class» … hace más de diecisiete años en 2002.
Florida argumentó que el trabajo creativo no se trata exclusivamente de actividades artísticas, sino que se centra en generar nuevas ideas y resolver problemas complejos.
Sostuvo que la creatividad era una habilidad crítica para que las personas se desarrollaran y para que las ciudades y las empresas fomentaran si querían prosperar en el próximo siglo.
Fue una idea que tomó tiempo para generar impulso.
El pensamiento de diseño, la noción de usar las mismas estrategias creativas que los diseñadores emplean para resolver problemas, estaba ganando terreno al mismo tiempo.
Las ideas sobre el trabajo creativo generaron mucha conversación, y el trabajo de Florida generó su parte de debate: los líderes empresariales no estaban prestando atención a la producción creativa de su organización.
Estaban mucho más centrados en la eficiencia, en ser más rápidos y globalizarse.
Avancemos rápidamente hasta hoy y la creatividad es una idea cuyo momento ha llegado, en múltiples frentes.
Las ciudades de todo el mundo que fomentaron grandes ambientes para el trabajo creativo han prosperado, como lo sugirió Florida.
Las personas que vivieron las múltiples recesiones están buscando un sentido más profundo sobre el propósito de su trabajo, por lo que estirar sus músculos creativos ayuda a rascarse esa picazón.
Mientras tanto, los recién graduados universitarios no se contentan con sentarse en un cubículo beige y hacer un trabajo de rutina solo para obtener su pago los primeros días del mes, esto es lo que hace que los empleadores reconsideren sus estrategias para atraer nuevos talentos.
Al mismo tiempo, las tecnologías emergentes han crecido de manera tan exponencial que han dado paso a «La Cuarta Revolución Industrial», según Klaus Schwab, fundador del Foro Económico Mundial.
«Estamos al borde de una revolución tecnológica que alterará fundamentalmente la forma en que vivimos, trabajamos y nos relacionamos unos con otros»,
«En su escala, alcance y complejidad, la transformación será diferente a todo lo que la humanidad haya experimentado antes».
Enfrentados a este tipo de avances, que ofrecen oportunidades, así como una fuerte competencia y mercados turbulentos, las empresas se dan cuenta de que no pueden reducir costos q su camino al crecimiento.
Necesitan reenfocar la innovación. Y es este impulso de innovación, en condiciones cada vez más complejas, lo que está causando un cambio macro hacia un trabajo más creativo.
La creatividad no es un proceso lineal. Ni siquiera es un proceso predecible. Tiene un ritmo de actividades diferentes y requiere pensamiento convergente y divergente.